Aún en contra de la meteorología, el ayuntamiento de Zuia y numerosas personas y autoridades pusieron punto final a los actos de recuperación de la memoria histórica con la inauguración de un monolito tallado desinteresadamente por un vecino del municipio e instalado en los jardines de entrada al antiguo convento de los Padres Paúles y campo de concentración franquista de 1936 a 1940.
Al lado, en una figura escultórica del artista Iñigo Arregi que pretende ser una marca de la Memoria en el territorio alavés, se descubrió una placa con el siguiente texto: “Este edificio, siendo convento de los Padres Paúles, fue un campo de concentración franquista durante tres años y medio. Unas tres mil personas fueron recluidas aquí sin ningún tipo de juicio. Miseria, esclavitud, torturas, castigos… algunas incluso la muerte. El pueblo de Zuia quiere homenajear a estas personas, para que no se olvide lo ocurrido y con el deseo de que su sueño de libertad se haga realidad.”
A pesar de la lluvia y el frío, el acto congregó a numerosas personas y representantes políticos de todas las fuerzas tanto municipales como de las Juntas Generales.
El alcalde de Zuia, Unai Gutierrez Urkiza, subrayó que “queremos colocar este monolito y esta placa para que no se quede en el olvido lo ocurrido y nuestras próximas generaciones, que pasarán por aquí a diario, mantengan esa memoria y, con ello, homenajeen a todos aquellos que soñaron con la libertad”.
Eztizen Durana Ircio, joven zuiarra de la primera quinta que estudió ESO en el ahora instituto, comentó en euskara que es necesario homenajear a todas las personas que sufrieron la fuerte represión franquista, pero es importante mirar al futuro y, sin ningún atisbo de rencor, afirmar que seguimos con la misma ansía de libertad de aquellas personas.
Para finalizar, se danzó un aurresku ante el monolito y se hizo una ofrenda floral por parte de todos los asistentes, con especial protagonismo para los familiares de personas represaliadas que acudieron al acto desde diversos puntos de Euskal Herria.